Palabras sobre "El regreso", de Andrey Zvyagintsev

Por Adusto Pancedo
Borges, en uno de sus numerosos ensayos, dijo que sólo existen dos tipos de relatos que se repiten continuamente en la historia de la humanidad. Estas dos tipologías son: los relatos de salida (centrífugos) y los de regresos (centrípetos). Por lo que podemos inferir que toda narración implica movimiento, desplazamiento de un punto a otro; es decir, un viaje (aunque no necesariamente en el espacio).

En esta película hay, por lo menos, tres relatos de viajes, pero sólo seremos testigos de uno. Lamentablemente para aquellos que buscan películas donde todos los interrogantes son develados, las respuestas a la mayoría de estos interrogantes se encuentran en los otros dos viajes, de los cuales sólo nos llegan ecos parciales, sombras de sombras.


La vida de dos hermanos se ve modificada por la sorpresiva aparición, después de doce años, de su padre; pero, ¿es su padre?, ¿dónde estuvo?, ¿por qué partió?, ¿por qué volvió?, ¿por qué los lleva de viaje?, ¿por qué los lleva de viaje hacia una remota isla? Este viaje a la isla es el que se narra y que, según desde la óptica que se mire, será un viaje de salida, para los hijos, o uno de regreso (para el padre).

De este modo "El regreso" puede pensarse como un film con tres relatos de regresos: el regreso del padre al hogar, el regreso del padre a la isla con sus hijos y el regreso al hogar nuevamente. Así, con tres relatos de regreso (de los que sólo se narra el segundo) el director nos coloca una pregunta no explícita, pero que es la única que responde ¿Es posible regresar a donde se partió? Para contestarla tendrán que ver la película, no le ahorraremos la molestia.



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