pantallas luminosas otras

este texto lo escribimos para la revista caracol de la biblioteca caminantes, tomando como disparados del dossier el tópico medios de comunicación. esto es lo que salió.

… contar que en nuestro ciclo de proyecciones sobre Viajes, terminado recientemente en la Casa de la Cultura de nuestra ciudad (en realidad no ha terminado: tiene tres partes y queda la tercera sobre el Cuerpo), tuvimos un día record de público, lo que no es gran cosa, dónde la gente quería entrar, sentarse en cualquier lugar, incluso en el piso, y ver la película. Y así fue, un desborde, un hermoso desborde. La película que proyectábamos era 800 balas, de Alex de la Iglesia. Ese mismo día era, casualmente, uno de los días pico de la, denominada por muchos medios de comunicación, crisis entre el Gobierno y el Campo (Boca – River, Perón – Balbín, Moria – Susana, etc.). Rotundamente, se dividían en dos las opiniones y al público. Casi como un reality show en el que había que votar para ver quién era mejor o quién tenía la razón. Y esos mismos medios de comunicación, contentos, felices de tener tanto raiting; de poder, desde su neutralidad (¿?), “seguir” (cubrir - armar) el escándalo.
Esta circunstancia no es nada profunda, pero nos sirvió para preguntarnos sobre el sentido de nuestra actividad, un sentido que, tal vez, consideramos político (digo tal vez, porque no estamos seguros todo el tiempo; a veces solo nos gusta mirar pelis, y nada más). Nos gustó pensar que ese público, al parecer, cansado de las pantallas que repiten monotemáticamente lo mismo salió a buscar otras pantallas, otra relación con esa pantalla, otras ficciones para mirar, que devolvieran otra realidad de la que repiten los medios. Repiten. Repiten. Repiten. Tal vez, tanto público ese día, fue pura casualidad, quién sabe.
¿Entonces como no seguir adelante con nuestras pantallas, con nuestra búsqueda de más cine para ver y proyectar? ¿Cómo no pensar que son nuestras armas, nuestros refugios, nuestra manera de seducir, atacar, defendernos de la eterna repetición de los mismo? En el siglo XXI, muchos seres humanos hacemos el ritual de mirar pantallas que iluminan, con imágenes que se mueven, pantallas grandes, pequeñas, micropantallas que funcionan como oráculos de consulta. ¿Cómo hacer que esas pantallas sean nuestras ametralladoras, o nuestro foco de guerrilla, nuestra manera de construir realidades míticas diferentes? Nuestras películas-mitos pueden funcionar, creemos, como cuerpos que chocan, que desbaratan, que hacen mundos para vivir un poco mejor.
Tal vez suena pretencioso, pero tampoco tenemos muchas opciones más. Nuestras pantallas son nuestra defensa y…

1 comentarios:

ñerep dijo...

que maravilla! no tenemos futuro mas alla de este recuadro, dice liniers...la vida es una mandarina a cuerda con espinas de chocolate, tambien dice. besospeces, esos de las pantallas luminosas