A modo de recordatorio: la película Amelie parece que no se agota. ¿Cuántos de nosotros no fuimos cagados a pedo (retados, ¿no?) en el supermercado por meter la mano en la lenteja suelta, o agarrar la escarola y transformarla en una marioneta? El miércoles me acerqué al cine de los miércoles en La Hendija a desafiarme y ver, después de unos dos años sin verla, la peli de Jean Pierre Jeunet para averiguar si me podía seguir gustando tanto como cuando la veía sin parar tiempo atrás. Cosa que a veces pienso: ¿será tal o cual peli tan buena como cuando la vi?
El resultado, sin exagerar, fue que me conmoví casi como nunca, con esas ganas de ser un ángel para alguien o de encontrármela a Amelie por la calle (algo que viene sucediendo desde que ví la peli por primera vez).
Pareciera que cada tanto, necesitáramos nuestra dosis de Amelie, a modo de arenga sobre los pequeños gestos cotidianos que pueden meter mano al destino, desafiando el ladrillo para ablandarlo, la masa transparente de la que tanto hablaba Cortázar. Y esa es la asociación inmediata que hago: los libros de apología del juego en la vida para ritualizarla, y saber a qué hora debemos ser felices, como son Historias de Cronopios y Famas y Un tal Lucas. Pareciera que tanto la peli, como esos y algunos otros textos del gran Julio, estuvieran asociados en mi imaginario de manera silenciosa, pero intensiva. ¿Será así en el de alguna otra persona? Por lo menos tengo la certeza de que las imágenes trabajan en silencio y se conectan, sin entender nosotros, con nuestras pobres conciencias, cómo es que eso sucede.
Por esto, una doble invitación. Si anda aburrido/a, alquílese Amelié, que seguro la consigue sin problemas, y véala en estos días de lluvia. Si no la vió, la va a disfrutar mucho. Y si la vió y le gustó, que es lo más probable, se va a dar cuenta de que uno nunca puede ver, verdaderamente, una película. Y si no tiene ganas de cine o se quedó con ganas de jugar un poco: búsquese por ahí las Historias de Cronopios y Famas, quién dice que comience, en el medio de la tarde, a reírse y bailar catala en el living de su casa.
Amelie contra el ladrillo de cristal
Etiquetas: amelie, cine, lecturaPublicadas por mariux a la/s 8:16 p. m.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Diseño e iconos por N.Design Studio | A Blogger por Blog and Web
2 comentarios:
Coincido con las apreciaciones sobre esta bella película que he visto unas 5 veces. Casualmente encuentro el comentario mientras escucho la banda sonora de Amelie.
Y ese vínculo o relación con los libros de Cortázar creo que es algo que va por dentro, son obras que me hacen sentir feliz verdaderamente.
Siempre es lindo encontrar algún comentario sobre Amelie.
Gracias
buenisima la película y muy bueno el escrito, pero ¿no están un poco cansados de que todas las chicas se crean Amelie? ¿no pasó tambien que en algún momento muchas mujeres eran como la maga? todo bien con encontrar la magia en lo cotidiano y ablandar el ladrillo pero tambien queremos mujeres ardientes y realistas en el mejor o peor sentido de la palabra. Saludos y sigan escribiendo.
Publicar un comentario